lunes, 25 de mayo de 2009


El Ojo Seco

El síndrome de ojo seco es una condición muy frecuente, en la que existe una deficiencia en la calidad y/o cantidad de lagrimas producidas por el ojo.
Las lagrimas desempeñan un papel muy importante en el ojo, manteniéndolo limpio, lubricado, provee nutrición y una capa humectante uniforme para una visión adecuada.



Síntomas



Los síntomas típicos son: escozor, sensación de cuerpo extraño ("arenilla en los ojos"), quemazón, enrojecimiento, visión borrosa intermitente y lagrimeo. Los síntomas empeoran al final del día o en condiciones de calor, viento o poca humedad (aire acondicionado).
Muchos se quejan de lagrimeo intermitente. Las glándulas lacrimales accesorias producen una pequeña cantidad de lagrimas para mantener el ojo lubricado, si esta cantidad es insuficiente o de mala calidad, se provoca un reflejo en la glándula lacrimal principal aumentando su secreción, pero que no provee una lubricación adecuada. En otros casos, el ojo trata de compensar la mala calidad de sus lagrimas aumentando la cantidad. En cualquiera de estos casos el uso racional de un lubricante artificial mejorara el lagrimeo.
La forma más común se relaciona con la edad del paciente y deficiencia en los componentes de la película lagrimal. Factores ambientales tales como el aire acondicionado, uso de lente de contacto y algunos medicamentos inducen una menor producción de lagrimas.



Tratamiento



Con lubricantes oculares, sustitutos lagrimales, lagrimas artificiales, de 3 a 6 veces al día, puede tomar varias semanas de uso continuo antes de encontrar un efecto duradero sobre los síntomas.
Su Oftalmólogo le indicara que producto y dosis a seguir, dependiendo de la severidad de cada caso.

Condiciones severas de ojo seco requieren de lagrimas más viscosas, disponibles en monodosis o ungüentos (gel).
Muchos productos de lagrimas artificiales contienen preservantes que pueden causar irritación con el uso frecuente.
En pacientes crónicos y severos se recomienda el uso de lagrimas libre de preservantes, o bien la oclusión del punto lagrimal, lo que permitiría una permanencia más prolongada de la lagrima en el ojo.

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